No vas a leer una absurda lista de los 15 mejores destinos de viaje para solucionar tu matrimonio o pareja, sino algo más profundo y útil, que requiere tu atención plena. Esta es una breve historia con moraleja sobre una pareja que en vez de divorciarse, decide jugar su última carta e irse de viaje.
Cuando nos sentimos bien, se nota. Se nota en el ánimo, en las ganas de vivir, en el ingenio, en la chispa humorística y en cientos de cosas más. Así que toca cambiar de aires, salir de la rutina, huir de los conflictos y discusiones del día a día y refrescar la relación con nuestra pareja, que ya nos va tocando disfrutar.
¿A dónde van de viaje?
- A ella le apetece un sitio de costa, con sol. A él un sitio del norte, con mucha vegetación y fresquito que anule el sofoco del verano. Un conflicto, pero se resuelve si uno de los dos cede un poco, porque al final no importa tanto, ¿no?.
- A ella le apetece ver monumentos e ir con guía. A él ir por libre y perderse entre la multitud, la vida local. Otro conflicto, le toca ceder al otro para igualar la balanza.
- A ella le da igual gastar un poco más, porque merece la pena darse el gusto, es por el bien de la relación. Él prefiere ajustarse el cinturón y no pasarse, que luego los ahorros vuelan. Conflicto económico y con implicaciones a largo plazo. ¿Y si nos estamos equivocando y el viaje resulta un caos porque no paramos de discutir? Bueno, es la última carta, y ¿para qué está el dinero si no es para invertirlo en ser felices? ¿500€ a cambio de ser felices? Por supuesto.
Y así, tras unas cuantas decisiones importantes extra que gracias a la ilusión llegan a buen puerto sin demasiado conflicto, se embarcan en el viaje más importante de sus vidas, el que marcará un punto de inflexión entre la vida y la muerte de la relación.
Resulta que disfrutan las vacaciones como nunca, y el haber estado a punto de divorciarse unos días atrás hace que parezca un milagro. Todo ha ido como la seda. La ilusión y la esperanza afloran. Llegan a casa y durante dos semanas cuentan su hazaña a todos sus amigos y compañeros de trabajo, con la seguridad de que la clave está en tener ilusión y disfrutar. La vuelta al trabajo y al día a día no les afecta en absoluto. El cabecero de la cama hace retumbar el edificio más que nunca.
¿Qué es lo que ha cambiado?
Antes tenían la misma vida que ahora, solo que parecen estar más conectados emocionalmente. Aquí viene el problema, lo PARECE. Añadir algo de disfrute externo a una relación con numerosos conflictos puede ayudar, o no, porque cuando ese estímulo externo del viaje desaparece y nuestro pensamiento vuelve al día a día, es muy probable que volvamos a ser exactamente los mismos. ¿Se soluciona acaso la vida de un drogadicto por sentirse feliz y despreocupado temporalmente gracias a su dosis? No, ¿verdad?, pues es lo mismo. La pareja de nuestra historia tiene dos posibles finales: uno bueno, y uno malo.
La gran mayoría de las parejas que recurren en última instancia al «viaje terapéutico» no solucionan nada. Cancelan el viaje a medias o lo terminan de mal humor. De hecho, hay muchas que no terminan de concretar el viaje por el estrés y los conflictos que genera.
Sin embargo, hay unas pocas parejas que sí logran su objetivo: cambiar algo. No algo externo, sino interno. El conflicto no se soluciona forzando y manipulando temporalmente nuestras emociones, porque dependen de algo superior que les da estabilidad: nuestras creencias, valores e ideas. Solo las parejas a las que el contraste positivo (si logran disfrutar el viaje) les hace reflexionar sobre qué pensamientos, prejuicios y comportamientos eran contraproducentes, logran dar pasos hacia la solución del conflicto.
Entonces, ¿cuál es la moraleja?, ¿cuál es el destino ideal para arreglar los conflictos en la pareja?.
El mejor destino es la propia relación de pareja. Ojear vuestro interior y ser humildes. Analizar el pasado y comparar momentos de felicidad y tristeza, observando los posibles motivos. Este destino no se logra únicamente viajando. Se puede lograr en casa, charlando con amigos, tomando un café, acudiendo a terapia de pareja, informándose a través de Internet, etcétera.
Arreglar una relación no es difícil, ni hay que gastar dinero necesariamente, pero hay que elegir bien el camino y tener motivación. Sobretodo la motivación de aprender, porque si algo va mal no es porque sea imposible, sino porque hay algo que cambiar y necesitamos el conocimiento para saber qué y cómo.
Lograr un final bueno depende de dos factores: motivación y conocimiento. Con ambos factores, la reestructuración de la pareja tiene el éxito asegurado. Si tenéis la motivación y queréis conseguir el conocimiento, no dudéis en contactarme, que en 2 o 3 sesiones tendréis todas las herramientas.
Un abrazo, sed felices.
Jaju
José A. Juárez – Psicólogo Afectivo – Terapeuta de pareja
Citas: 607465303