Filosofía profesional

Una filosofía profesional diferente

Una Filosofía de empresa de la que me siento completamente orgulloso. La que a mí me habría gustado sentir de verdad en otras empresas. 

Siempre he creído que para ser un buen profesional hacen falta dos cosas: talento y valores. Si nos fijamos, las grandes empresas suelen hablar mucho de valores y de cuidar al cliente, pero muchas veces termina siendo todo un engaño (compañías de telefonía como Vodafone, Ono…son un claro ejemplo). Ofrecen calidad de producto, pero un mal servicio. Sin embargo, compañías pequeñas y de nombre sencillo como Pepephone, se preocupan por el cliente y son fieles a unos valores, esforzándose siempre por ofrecer calidad de producto y calidad de servicio. Esto en gran parte de los servicios profesionales, tanto privados como públicos, suele ser similar, ya que por mucha efectividad que tengan en sus tratamientos o servicios, te hacen esperar y perder MUCHO tiempo de tu vida por no gestionar bien las citas, con esos imprevistos tan frecuentes que ya deberían estar previstos…

Así que eso es lo que quiero reflejar con esta sección. Que no solo tengo talento y me esfuerzo por mejorar y aprender día a día, sino que me preocupo por el cliente de verdad, porque no son números, sino personas. Estoy absolutamente comprometido con mis valores y me siento orgulloso de exponerlos aquí.

«El mejor amigo no es quien tiene tus mismos gustos, sino tus mismos valores»  – Lo mismo se aplica a nivel profesional.

1# Sin estigmas

Durante las sesiones los clientes no son enfermos ni tienen ninguna enfermedad, por lo que en ningún momento se diagnosticarán formalmente «trastornos», ya que fomentan el victimismo y la estigmatización del cliente. Son ante todo PERSONAS que se enfrentan a DIFICULTADES

¿Cuántos drogadictos se excusan diciendo que son adictos? ¿Gente triste que se escuda diciendo que tiene depresión?

Una cosa es lo que ERES (una persona capaz), otra lo que TIENES (un problema difícil) y otra lo que QUIERES (luchar o darte por vencido). Únicamente se hablará de síntomas y trastornos como categorías de referencia a las que nos acercamos más o menos con los problemas que tengamos en el momento, pero que en ningún momento se usarán para «etiquetar» o denominar el problema con un título. Cada persona tiene una vida laboral, social, emocional…enormemente compleja, por lo que aunque coincida en diagnóstico con otra persona (dos con eyaculación precoz por ejemplo), el abordaje de sus problemas requerirán intervenciones muy diferentes, dependiendo de su personalidad única, si cuenta con familia, pareja, economía, amigos, dificultades emocionales, y un gran etc.

2# Evaluación gratuita

En la primera sesión con un cliente, siempre comentamos la situación, evaluamos donde está el problema y se ofrece una ruta de trabajo, y a partir de ahí decide si seguir el proceso. Si después de la evaluación inicial y la propuesta de trabajo decide que no está contento/a, no hay compromiso de agendar ninguna otra cita. Porque para elegir, tienes que probar el producto.

3# Sin hacerte esperar

Siempre me han fastidiado las salas de espera, me hacen sentir poco importante a pesar de pagar por el servicio. Por eso valoro el tiempo y  la agenda de mis clientes, por lo que ajusto siempre las citas con media hora entre una y otra, y así solo llegas y entras.

4# Una mente abierta

Las relaciones afectivo-sexuales van más allá del modelo estándar de pareja heterosexual. El colectivo LGTB vive, disfruta y sufre como todo el mundo, y merece la misma atención y respeto. Poliamor, relaciones abiertas, intercambios de pareja y todo tipo de estructuras familiares o sentimentales son bienvenidas aquí.

5# Sin tapujos, las cosas claras

Quien busca ayuda necesita saber donde está el problema y cómo solucionarlo. No buscan horas de rodeos y desahogo hasta que dan ellos mismos con la solución. Por eso siempre voy de frente y digo las cosas con tacto, pero con sinceridad: cuidar a los clientes no es protegerlos del sufrimiento, sino enseñarles a afrontarlo. A veces la verdad duele aunque la decoremos, y asumir esa verdad es el primer paso para solucionar el problema. 

6# Respeto a la sexualidad

El sexo y el amor son algo completamente natural y cada uno los disfruta a su manera. Hay cosas más frecuentes o menos, pero no hay nada malo en disfrutar la sexualidad si es consentida y no obligas a nadie, porque haya o no amor, siempre debe haber respeto. Si te excita la vegetación como en la película «Kiki», o te va el sadomasoquismo, o practicas intercambios de pareja, orgías o cualquier cosa tachable de «rara», aquí te vas a sentir acogido. Las llamadas «parafilias» no son para nada una enfermedad, sino una experiencia erótica de la que disfruta poca gente por miedo, desconocimiento, o incapacidad.

Échale una ojeada si quieres a lo que suele generar malestar relacionado con la sexualidad. Problemas Frecuentes Sexualidad.

7# Economía ajustable

Aunque bien es cierto que el dinero no da la felicidad, sí que nos aporta calma y abundancia emocional para poder lograr nuestros objetivos sin demasiada prisa. Soy consciente de ello, y por eso procuro distanciar lo posible las sesiones para minimizar el impacto en el bolsillo del cliente siempre que puedo. Vosotros ajustáis la asistencia y frecuencia según necesidad, sin tapujos ni culpa. Ven sólo cuando consideres que quieres asesoramiento, y si quieres dejarlo a un lado un tiempo o finalizar, dilo sin problema. El prejuicio social de que la psicología es «dejarse el sueldo», hace que las personas eviten o nieguen el problema durante largo tiempo, asumiendo un coste emocional enorme aún más difícil de recuperar. Las sesiones no son baratas, pero vas para resolver problemas de gran valor para tu felicidad. Invertir 200 o 300€ una vez al año en tu bienestar y en ser feliz, ¿es caro? No dista de lo que pagamos por los seguros de coche, a los que muchas veces ni les damos uso. En cambio, lo que aprendas en sesión lo vas a aplicar el resto de tu vida, porque no es «desahogarte», sino aprender de la vida, de tus seres queridos, y de tí mism@, lo que vas a hacer conmigo.

Una sola sesión puede cambiarte la vida, tú eliges cuándo es el momento.

8# Autenticidad

Durante las sesiones soy como soy: me expreso como realmente me gusta, con naturalidad. No puedo recomendar que seáis vosotros mismos si no me lo aplico. Con una sesión o leyendo un poco os daréis cuenta de que la profesionalidad no es indumentaria, sino conocimientos y valores.
Muchos clientes me comentan que sorprende ver el conocimiento que tengo para lo joven que soy. Y es que hay personas con 50 años que se abruman con cualquier bache, y chicos de 16 años que llevan adelante el peso de una familia sin rechistar. Todo es cuestión de madurar ciertos aspectos de tu vida.
A diferencia del rol clásico de psicólogo, yo no dudo en hablar de mis experiencias y problemas personales siempre que ayuden a mis clientes, sean los problemas que sean, porque soy humano, y si puedo servir de ejemplo de cómo solucionar ciertos problemas, lo hago.

Si buscas un profesional formal y distante, que solo te escuche, te haga preguntas y no te recomiende, este no es tu sitio, porque yo no solo escucho, sino que también enseño.

9# Sin tabúes

A la hora de hablar de sexo, formalidades las justas. Un clima de confianza se basa en llamarle a las cosas como uno tenga costumbre. Es imprescindible hablar con tranquilidad sobre la sexualidad, así que no va a ser como los anuncios de lubricantes. En ningún momento se corregirá el uso de expresiones coloquiales, puesto que si las usamos con los amigos, ¿por qué no con nuestro terapeuta? Como mucho nos echamos unas risas mientras resolvemos el tema.